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COMO PROTEGER TU CASA CON JESUCRISTO

martes, 12 de julio de 2016

4. SERMÓN EN PARÁBOLAS

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS
4. SERMÓN EN PARÁBOLAS
(Marcos 4:1-24)

Parábola del sembrador
(Mateo 13.1–23; Lucas 8.4–15)

1Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar. Y se reunió alrededor de él tanta gente, que subió a una barca que estaba en el mar, y se sentó; mientras, la gente se quedaba en la orilla.
2Entonces les enseñaba por medio de parábolas muchas cosas. Les decía en su enseñanza:
3—Oíd: El sembrador salió a sembrar;
4y, al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se la comieron.
5Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, porque la tierra no era profunda;
6pero cuando salió el sol se quemó, y como no tenía raíz, se secó.
7Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.
8Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó, creció y produjo a treinta, a sesenta y a ciento por uno.
9Entonces añadió:
—El que tiene oídos para oír, oiga.
Propósito de las parábolas
(Mateo 13.10–17; Lucas 8.9–10)
10Cuando quedó solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola.
11Y les dijo:
—A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; pero a los que están fuera, por parábolas todas las cosas,
12para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan y les sean perdonados los pecados.
Jesús explica la parábola del sembrador
(Mateo 13.18–23; Lucas 8.11–15)
13Y les dijo:
—¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
14El sembrador es el que siembra la palabra.
15Los de junto al camino son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen viene Satanás y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
16De igual modo, los que fueron sembrados en pedregales son los que, al oír la palabra, al momento la reciben con gozo;
17pero no tienen raíz en sí y no se mantienen firmes; por eso, cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, tropiezan.
18Los que fueron sembrados entre espinos son los que oyen la palabra,
 19pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa.
20Y los que fueron sembrados en buena tierra son los que oyen la palabra, la reciben y dan fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno.
Nada oculto que no haya de ser manifestado
(Lucas 8.16–18)
21También les dijo:
—¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?
22Pues bien, nada hay oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de salir a luz.
23Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
24Les dijo también:
—Prestad atención a lo que oís, porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís,
25porque al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo

jueves, 10 de julio de 2008

5. LA VIDA DE LA COMUNIDAD

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

5. LA VIDA DE LA COMUNIDAD(Mateo 18:1-35)
¿Quién es el mayor?
(Marcos 9.33–37; Lucas 9.46–48)
18
1 En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2 Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos
3 y dijo:
—De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
4 Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.
5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Ocasiones de caer
(Marcos 9.42–48; Lucas 17.1–2)
6 »A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le Colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser arrojado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.

Parábola de la oveja perdida.
(Lucas 15.3–7)
10 »Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos,
11 porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
12 »¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha descarriado?
13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 De igual modo, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños.
Cómo se debe perdonar
15 »Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano.
16 Pero si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
17 Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo por gentil y publicano.
18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.
19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos,
20 porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
—Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo:
—No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Parábola del siervo que no quiso perdonar
23 »Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderlo, junto con su mujer e hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: “Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo”.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda.
28 »Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: “Págame lo que me debes”.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo”.
30 Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”.
34 Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
Mateo 18.1–35

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

6. SOBRE LOS FARISEOS Y MAESTROS DE LA LEY

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

6. SOBRE LOS FARISEOS Y MAESTROS DE LA LEY
(Mateo 23:1-39)


Jesús acusa a escribas y fariseos
(Marcos 12.38–40; Lucas 11.37–54; 20.45–47)
23
1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
2 «En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen.
4Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
5Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos;
6aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas,
7las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.
8»Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
9Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
10Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
11El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo,
12porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13»Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
15»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
16»¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: “Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del Templo, es deudor”.
17¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro o el Templo que santifica al oro?
18También decís: “Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor”.
19¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?
20El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él;
21y el que jura por el Templo, jura por él y por el que lo habita;
22y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
23»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
24¡Guías ciegos, que Coláis el mosquito y tragáis el camello!
25»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
26¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.
27»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
28Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
30y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”.
31Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.
32¡Vosotros, pues, Colmad la medida de vuestros padres!
33¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno?
34Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.
35Así recaerá sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar.
36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén
(Lucas 13.34–35)
37»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!
38Vuestra casa os es dejada desierta,
39pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

7. SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

7. SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS
(Mateo 24.1–28)

Jesús predice la destrucción del Templo

(Marcos 13.1–2; Lucas 21.5–6)
24
1 Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo.
2 Respondiendo él, les dijo:
—¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.

Señales antes del fin
(Marcos 13.3–23; Lucas 21.7–24)
3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
—Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Mirad que nadie os engañe,
5 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán.
6 Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin.
7 Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.
8 Pero todo esto es solo principio de dolores.
9 »Entonces os entregarán a tribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.
11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
15 »Por tanto, cuando veáis en el Lugar santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel—el que lee, entienda—,
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!
20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,
21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 »Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, 24porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.
25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis,
27 porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.
28 Dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

sábado, 28 de junio de 2008

8. SERMÓN EN EL LLANO

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

8. SERMÓN EN EL LLANO
(Lucas 6.17–49.)

Jesús ministra a una multitud

(Mateo 4.23–25)
17 Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón que había venido para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades;
18 también los que habían sido atormentados por espíritus impuros eran sanados.
19 Toda la gente procuraba tocarlo, porque poder salía de él y sanaba a todos.

Bienaventuranzas y ayes
(Mateo 5.1–12)
20 Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:
«Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre.
23 »Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, porque así hacían sus padres con los profetas.
24 »Pero ¡ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
25 »¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
»¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque lamentaréis y lloraréis.
26 »¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

El amor a los enemigos y la regla de oro
(Mateo 5.38–48; 7.12)
27 »Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian;
28 bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
32 »Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman.
33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos.
36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

El juzgar a los demás
(Mateo 7.1–5)
37 »No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.
38 Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir».
39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40 El discípulo no es superior a su maestro; pero todo el que sea perfeccionado, será como su maestro.
41»¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo”, no mirando tú la viga que está en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

Por sus frutos los conoceréis
(Mateo 7.15–20)
43 »No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto,
44 pues todo árbol se conoce por su fruto, ya que no se cosechan higos de los espinos ni de las zarzas se vendimian uvas.
45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Los dos cimientos
(Mateo 7.24–27)
46 »¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que yo digo?
47 Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante.
48 Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca.
49 Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa».

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

9. ENSEÑANZAS VARIAS

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

9. ENSEÑANZAS VARIAS

(Lucas 15.1–32.)
La parábola de la oveja perdida
(Mateo 18.10–14)
15
1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírlo,
2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo:
—Este recibe a los pecadores y come con ellos.
3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
4 «¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
5 Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso,
6 y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”.
7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Parábola de la moneda perdida
8 »¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla?
9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”.
10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente».
Parábola del hijo pródigo
11 También dijo: «Un hombre tenía dos hijos,
12 y el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde”. Y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad.
15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos.
16 Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros ”.
20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó.
21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies.
23 Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta,
24 porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado”. Y comenzaron a regocijarse.
25 »El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados le preguntó qué era aquello.
27 El criado le dijo: “Tu hermano ha regresado y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano”.
28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara.
29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: “Tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
30 Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”.
31 Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas.
32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado”».

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

viernes, 27 de junio de 2008

10. ENSEÑANZAS VARIAS

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

10. ENSEÑANZAS VARIAS
(Lucas 17.20–37.)


La venida del Reino
(Mateo 24.23–28, 36–41)
20 Preguntado por los fariseos cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo:
—El reino de Dios no vendrá con advertencia,
21 ni dirán: “Helo aquí”, o “Helo allí”, porque el reino de Dios está entre vosotros.
22 Y dijo a sus discípulos:
—Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre y no lo veréis.
23 Y os dirán: “Helo aquí” o “Helo allí”. No vayáis ni los sigáis,
24 porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del hombre en su día.
25 Pero primero es necesario que padezca mucho y sea desechado por esta generación.
26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.
27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28 Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
29 pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos.
30 Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 »En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que esté en el campo, asimismo no vuelva atrás.
32 Acordaos de la mujer de Lot.
33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.
34 »Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado.
35 Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada.
36 Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado.
37 Respondiendo, le dijeron:
—¿Dónde, Señor?
Él les dijo:
—Donde esté el cuerpo, allí se juntarán también las águilas.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.